2 La vida cotidiana es un desafío a nuestras relaciones

Ejemplo 1:
“Qué hay? Cómo te fué hoy?” Jorge besa a Sabrina en la mejilla mientras trata de calmar a los dos hijitos que gritando como los indios cayeron sobre él y lo agarraron por las piernas. “Me quieren tumbar?” les dice él riéndose y alza al  pequeño Jan. “Ven pronto, papi, que te quiero mostrar una cosa!” Lucas entra corriendo al cuarto de los niños. “Ya puedo trepar por los lazos!” “Ve tranquilo, vas a ver lo fuerte que se está volviendo”, le dice Sabina sonriendo al esposo. “Entre tanto preparo un expreso para nosotros.” Jorge ya va en camino al cuarto de los niños y dura largo tiempo hasta que vuelve con un suspiro a la mesa y comienza a mirar lo que vino en el correo. “Pues…” empieza a contar Sabina revolviendo el café en el pocillo. “Pues qué?” le pregunta Jorge distraído.  La cuenta de la reparación del coche de Sabrina esta vez es bastante alta. “Tú me preguntaste cómo me fué hoy. Pues para empezar ..” “Dime, en el taller te dijeron que tenían que cambiar el empaque de la tapa del cilindro?” la interrumpe. Sabina piensa un momento y dice “pues nó, creo que nó.” En el cuarto de los niños se siente un golpe seguido de llanto. “Voy yo o vas tú…” “Yo voy”. Cuando Sabina regresa Jorge ya no está en la mesa. Lo oye en el dormitorio. Está sacando ropa más ligera para cambiarse. “Quería contarte algo que me pasó hoy”. Sabina le dice al esposo desde la puerta del dormitorio. “Lo más interesante fué la visita de Jan en su futuro kindergarten esta mañana. Al principio no se quería separar de mí, aunque no es así por lo general, pero después vino una niña con una caja de galletas y…” “Pero en general todo resultó bien, no es verdad? Por lo menos eso me dijiste en el teléfono. A propósito de teléfono, no puedes imaginar qué bobadas contó el compañero Sánchez, precisamente al volver del piso de los directores!”
“No me interrumpas cada vez que estoy diciendo algo!” Sabina le contestó malhumorada. “Tú me preguntaste hace una hora cómo pasé el día! Te cuento cómo lo pasé o no? “Pero ya me contaste como pasaste el día! La visita en el kindergarten y donde el médico de los niños, no es así?” “Donde el oculista”, precisó Sabina. “Eso es lo que digo y también fuera bueno si tú me oyes a mí lo que te cuento, porque si es cierto lo que se oye en el momento, eso puede afectar mi empleo en la Empresa! El salir muy puntualmente por una reunión de padres de familia u otra cosa ya no va a ser más posible!” “Tú te sales cada tercer día tan pronto del trabajo para ver a los niños todavía despiertos y después para ir a la reunión de padres de familia.” Sabina pone las manos en la cintura. En ese momento entra Jan en el dormitorio con algo en la mano que su hermano le quiere quitar. “Es mío!” llora Lucas. “Basta! Qué es esa tontería?” Jorge agarra con fuerza a sus dos hijos por los hombros. “Eso se puede arreglar en otra forma!” Furiosos se miran los dos hermanos. Sabina abre la boca como para decir algo pero se vuelve y sale al comedor, en donde el café ya está frío. Se siente frustrada y triste. Es claro que lo que quería contar no eran noticias de máxima urgencia, pero Jorge le dá la impresión de que lo pone nervioso el que ella no más abra la boca. El se pierde de muchas cosas relacionadas con los niños y al final, cosas que tienen que ver con ella. Entonces no hay tiempo para contar nada.”  “Ya está el asunto arreglado.” Jorge pasa por la mesa en dirección al cuarto de trabajo. “Voy a ver qué E-mails me han llegado, o me necesitas ahorita?” le pregunta al pasar. Sabina no le contesta. Mientras prende el ordenador Jorge piensa que se siente frustrado porque Sabina siempre quiere contarle todo lo que ocurre con todos los detalles, cosas que él ya sabe más o menos, en cambio ella no tiene interés de oír lo que él quisiera contarle. Con desagrado mueve la cabeza, pero entonces aparece el programa de los E-mails en el ordenador.



Ejemplo 2:
Nelson pasea por la cocina y pone un asiento ante la mesa. “Nelson, por favor, ordena tu maleta. Está otra vez en medio del corredor y no quiero que nadie se vaya a caer.” Eva pone dos platos humeantes con espagueti sobre la mesa y se vuelve hacia la refrigeradora. “Se me volvió a olvidar el queso parmesano!” Nelson dá vueltas a su vaso de jugo. “Neeelsooon! Estoy hablando contigo!” Eva mira a su hijo de 14 años y muestra con la cabeza hacia la puerta de la cocina. “Eso me molesta…” El mira a la madre de mala gana, se levanta y va al corredor. Poco después se deja caer de nuevo en el asiento y coge el queso parmesano. “Cómo te fué hoy?” Le pregunta Eva y espera el “todo bien” que siempre le dice. Pero Nelson echa queso en su plato y la mira: “Otra vez volvió hoy ese tipo al colegio.” “Qué tipo?” Eva sigue comiendo y mira el reloj. Casi son las 2:30. En un cuarto de hora tiene que salir para no llegar en el último minuto donde el Sr. Gonzáles. El es el primero de tres de sus clientes que tiene que visitar hoy como contabilista independiente. “Tú no me estás escuchando!” le dice Nelson malgeniado. “Tú no has dicho nada! Qué tipo?” “Hoy vino ese tipo para el entrenamiento contra la violencia.” Eva reflexiona un poco y se recuerda. “Ah sí, ya sé. Espero que tu amigo – cómo se llama? Jorge, le haya puesto suficiente atención.” “El no es mi amigo sino un compañero y se llama Jaime. Y no estuvo hoy en el colegio. No sé por qué. Posiblemente está enfermo. “Sea como sea, me parece que es mejor que tú escojas mejor las personas con quienes tienes contacto. Ese – Jaime en mi concepto tiene una actitud hostil y si es cierto lo que he oído que fué uno de los que incendió los cubos de basura en el parque! Te gustan los espaguetis? Esta vez puse orégano en la salsa”.
“Al diablo!” Con un gesto de furia aparta su plato. “Qué te pasa, estas loco? Tú sabes que no me gusta oírte hablar así!” Eva deja el vaso de jugo sobre la mesa y se levanta. “Ahora me voy y cuando regrese a las seis quiero hablar contigo!” “Ah, sí?” Timo mira desafiante a la madre. Durante pocos segundos se miran, antes de que Eva coja su cartera y se despide. Timo no le contesta.